El trastorno asociado al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés) es un término utilizado para describir el conjunto de síntomas físicos y psicosociales que pueden presentarse tras una aceleración-desaceleración brusca de la cabeza y el cuello, generalmente a causa de una colisión automovilística. Aunque muchos pacientes se recuperan rápidamente, hasta la mitad puede sufrir dolor crónico y otros síntomas durante meses o incluso años. Dada la importante carga que el WAD puede causar a las personas y a la sociedad, la investigación se ha centrado en identificar por qué algunos pacientes se recuperan y otros no, de modo que aquellos con mayor riesgo puedan recibir intervenciones tempranas más integrales con la esperanza de evitar la cronicidad. Un factor importante es la sensibilización central.
La sensibilización central es un proceso en el que el sistema nervioso central se vuelve hipersensible y amplifica las señales de dolor, haciendo que en ocasiones estímulos normalmente no dolorosos se sientan dolorosos. Esto puede ocurrir tras una lesión de los tejidos que envían señales sensoriales (las articulaciones y cápsulas facetarias cervicales, los músculos del cuello, los discos intervertebrales y sus ligamentos, las raíces nerviosas, y los ganglios de la raíz dorsal y la duramadre, por ejemplo), una lesión directa a la médula espinal o cambios neuroplásticos en el cerebro en respuesta al dolor continuo.
En los pacientes con WAD, la lesión directa de la médula espinal es poco frecuente, pero la lesión de los tejidos blandos del cuello es común. El dolor persistente y el estrés tras la lesión también pueden contribuir a cambios en el procesamiento cerebral. Por eso es tan importante la atención inmediata — no solo para ayudar a la cicatrización de los tejidos, sino también para reducir el riesgo de que el dolor continuo provoque una sensibilización a largo plazo. Se estima que cerca de un tercio de los pacientes con WAD agudo muestran signos de sensibilización central, que pueden aparecer desde un día hasta dos semanas después del accidente. Curiosamente, un estudio de febrero de 2023 reveló que estos síntomas tienden a aparecer más rápido después de colisiones traseras que de colisiones frontales.
La atención quiropráctica para el WAD a menudo implica un enfoque multimodal que incluye manipulación y movilización espinal, terapia de tejidos blandos, liberación de puntos gatillo, y ejercicios de fisioterapia para ayudar a restaurar la movilidad del cuello, reducir el dolor y disminuir la señalización nerviosa dolorosa. Los quiroprácticos también animan a los pacientes a mantenerse activos dentro de los límites de tolerancia al dolor; aconsejan sobre el uso de hielo, calor, suplementos antiinflamatorios y/o modificaciones dietéticas; y prescriben ejercicios para mejorar la postura y la fuerza. Cuando sea necesario, un quiropráctico colaborará con médicos o especialistas para garantizar que el paciente reciba la atención más adecuada para lograr una recuperación lo más completa posible.